Se acabó. Un año más pasaron las navidades y estamos de vuelta al mundo real. Volvemos al trabajo, a las obligaciones, a la rutina,… y de repente nos damos cuenta de que ha llegado el momento de cumplir con aquello que, con más idealismo que convencimiento, nos propusimos para este nuevo año que acabamos de estrenar: los propósitos de año nuevo.

Si tus propósitos de este 2015 son dejar de fumar o hacer más ejercicio, ¡ánimo! ¡Seguro que lo conseguirás! La satisfacción personal por superar el reto y los beneficios físicos que empezarás a sentir bien merecen ese esfuerzo.

Pero seguro que para muchos de vosotros el reto es muy distinto; nada tiene que ver con la salud o con la mejora física, sino con esa asignatura pendiente que venimos arrastrando desde hace mucho tiempo: el aprendizaje de un nuevo idioma.

Vivimos rodeados, casi bombardeados, por múltiples expresiones en otras lenguas; convivimos con ellas, las usamos a diario y no son un elemento extraño en nuestras vidas. Sin embargo, cuando nos planteamos centrarnos en serio en el aprendizaje de un idioma, una voz de alerta se activa en nuestro interior: “ no voy a poder”, “ es demasiado difícil” , “a mis años”, … ¡CAMBIEMOS EL CHIP! Dejemos de verlo como un reto insuperable y empecemos a mirarlo como lo que realmente es: ¡una gran oportunidad! Esa que me permitirá ver el nuevo capítulo de mi serie favorita nada más estrenarse en USA, la que me ayudará a disfrutar de la obra de teatro en inglés del cole de mis hijos, la que me llenará de satisfacción cuando pueda indicar como llegar aquí o allá a un extranjero perdido en plena calle.

Ha llegado el momento de cumplir aquello que nos prometimos a nosotros mismos hace tan solo unos días. Ha llegado la hora de comenzar con ese pequeño esfuerzo que pronto nos llenará de recompensas y satisfacciones. Tú puedes hacerlo, así que no lo pienses más. Empieza y… a disfrutar!