A estas alturas del siglo XXI todos hemos oído hablar del “Coaching”, la disciplina que se ha empezado a aplicar en distintos ámbitos, sobre todo laborales (aunque cada vez escuchamos este término relacionado con más ambientes: de crecimiento personal, de superación de dificultades emocionales, académicas….).

Lo que vemos cada vez más claro es que el Coaching no es una técnica sólo para unos pocos, y cada vez más personas lo conocen y se apoyan en un buen coach para conseguir sus metas.

Pero, exactamente, ¿qué es el Coaching?. La Asociación Española de Coaching (ASESCO) define el Coaching como «el arte de trabajar con los demás para que ellos obtengan resultados fuera de lo común en todo aquello que deseen y mejoren su actuación».

El coaching es, entonces, una herramienta externa que nos va a ayudar a aprovechar nuestro potencial y a sacar partido de nuestros puntos fuertes.

Todos hemos tenido propósitos a que nos ha resultado imposible llegar: metas deportivas, académicas, perder peso, dejar de fumar, tener buenas relaciones personales, un trabajo que nos motive y nos haga sentir realizados…En casi todos estos objetivos que se nos hacen imposibles de conseguir suele haber algo en común: NOS HA FALTADO LA MOTIVACIÓN, LA VOLUNTAD.

El esfuerzo que nos iba a resultar conseguir estas metas se los ha hecho tan cuesta arriba que no las hemos logrado. De hecho muchas veces, si somos sinceros, nos hemos rendido apenas comenzado el intento.

Y el aprendizaje de un idioma es un clásico en cuanto a intentos fallidos. ¿Cuántas veces, y con cuántos métodos, nos hemos puesto manos a la obra con el temido inglés, por ejemplo?

El Coaching nos ayuda a superar estas trabas que le vemos al aprendizaje de idiomas, y a comenzar a ver resultados en nuestro proceso. No nos engañemos, sin embargo, no se trata de magia. Un coach nos va a ENSEÑAR A APRENDER. Va a ayudarnos a reconocer nuestras debilidades y nuestros puntos fuertes, y a sacarles partido. Nos va a guiar en el camino, ayudándonos a confeccionar nuestro propio recorrido. Y lo va a hacer mano a mano con nosotros en:

Establecimiento de objetivos: tenemos que plantearnos una meta clara a conseguir.

Diseño de un recorrido: ¿Cómo vamos a conseguir estas metas? Necesitamos un recorrido realista y factible, que no nos eche para atrás a la primera de cambio.

Participación en el aprendizaje y en los resultados: Siendo parte de nuestros progresos, y de nuestras pequeñas metas parciales.

El Coaching aplicado al aprendizaje de idiomas se ha ayudado en gran parte de una herramienta esencial para este propósito: LA PROGRAMACIÓN NEUROLINGUISTICA (o PNL). La Programación Neurolingüística aplicada a la enseñanza de idiomas reconoce tres sistemas de representación sensorial: Visual, auditivo y kinestésico.

Cada persona aprende de forma distinta, siendo “mejor” su aprendizaje con las enseñanzas Visuales, Auditivas, o Kinestésicas (enseñanzas plásticas, que incluyan movimiento, los distintos sentidos…) Un programa individualizado de Coaching nos va a ayudar a reconocer cómo aprendemos mejor, y a conseguir nuestras metas con el idioma.

Una de las máximas del Coaching, y de la PNL, en realidad un resumen de lo que ambos promulgan, es muy clara “EL MAPA NO ES EL TERRITORIO”.

Cuanto más nos conozcamos, y conozcamos a los demás, aprendamos a vernos a nosotros mismos y al mundo a nuestro alrededor, mayor será nuestro mapa del territorio que nos rodea, y mayor nuestra fuerza y conocimiento para conseguir nuestras metas. Aprender un idioma, conseguir nuestras aspiraciones afectivas, laborales…De vida, en general.

El Coaching nos ayuda a que cuando miremos adelante no nos ocurra que no veamos más que una pared a dos palmos de nosotros. Nos ayuda a ver por nosotros mismos, nos ayuda a tener los mecanismos para conseguir el éxito en lo que emprendamos… Nos ayuda, en definitiva, a mirar más allá de los que nos dicen “tú no puedes, tú confórmate con lo que tienes, no hay nada más allá”. Nos ayudará a salir de nuestro ambiente de confort, y nos ayudará, con las herramientas necesarias, a dar un paso adelante. 

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